lunes, 9 de diciembre de 2013

Personajes emblemáticos: Geralt De Rivia

Geralt De Rivia, el brujo.
Geralt De Rivia es un personaje de los libros de Andrzej Sapkowski, un escritor polaco que creó la saga de Geralt de Rivia y que consta de siete libros, dos de ellos son pequeños relatos de la mitología europea dónde el brujo debe hacer lo que sabe hacer: Matar monstruos.

En 2007 CD PROJEKT, una desarrolladora polaca, quiso hacer un pequeño tributo al brujo Geralt y lanzó al mercado The Witcher, un juego de action-rpg protagonizado por el rivio después de los acontecimientos del libro.

Si por algo me gusta Geralt, es por esa lejanía con el estereotipo de héroe que hay tanto en la literatura como en los libros, él es cínico, engreído, repudiado por todos y bastante burlón. Es un badass, vamos.
Los brujos, a diferencia de otros juegos o libros, son niños raptados a los que se les hacen una serie de pruebas llamadas "la prueba de las hierbas" y que a través de una serie de procesos se les muta para obtener unas capacidades físicas y psíquicas por encima de un humano. Quedan estériles y muchos pierden el pigmento del pelo, de ahí su color blanco, además de recibir mejoras como sus ojos que se adaptan a la oscuridad a la perfección y resistencia contra pociones, que ningún humano podría sobrevivir a sus efectos. Esto hace que los brujos sean despreciados por las comunidades humanas, e incluso de otras razas. Son expertos esgrimistas y conocen señales, o hechizos, de combate. Todos pertenecen a una orden, Geralt, pro ejemplo, es de la orden del Lobo.

Geralt vive en un mundo caótico donde el poder lo controla todo, los humanos expulsaron a las razas antiguas y esclavizaron a todos aquellos que no lo eran, por lo que están en enemistad con la gran mayoría de razas, pero entre medio, están los brujos. Geralt no atiende a cuestiones política, religiosas ni raciales, él solo mata a los monstruos que son peligrosos y ofrece su cabeza al mejor postor.

Aunque en frases como esta, deja ver que tras esa fama de monstruo inhumano, se esconde la fragilidad de un humano:

El mal es el mal. Menor, mayor, mediano, es igual, las proporciones son convenidas y las fronteras son borrosas. No soy un santo ermitaño, no siempre he obrado bien. Pero si tengo que elegir entre un mal y otro, prefiero no elegir en absoluto.

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